El burro
Un campesino está arando sus tierras con el burro –ya bastante viejo- tirando a duras penas del arado. El perro, siempre fiel compañero, les sigue arriba y abajo.
Agobiado y con bastante mal humor, el hombre arrea duramente al burro: “[ZASSS!!] Arreeeee!! Vamos, so vago!!, Maldito burro, [ZASSS!!] Arreeeeee!!”
El burro tira como puede, pero el amo le exige más: “[ZASSS!!] Pedazo de vago!!, tira con más fuerza!! Arreeeee!! Maldito animal… Vamos, so vago!!, [ZASSS!!] Arreeeeee!!”
De repente, el burro se detiene, gira la cabeza y le dice al campesino: “Hay que ver… Toda una vida trabajando para ti, arando estas duras tierras bajo la lluvia, con frío intenso, con calor agotador, y sólo a cambio de un poco de alfalfa barata, tratarme ahora de este modo, a base de varazos y malas palabras… Qué injusto”
El hombre, asustado, aterrorizado al oír hablar al burro, echa a correr presa del pánico, abandonando al burro y al arado en medio del campo. El perro va tras él. Y corren, y siguen corriendo.
Tras un buen rato el hombre ya no puede más, así que se detiene totalmente agotado, intentando recuperar algo de aliento. Entonces, el perro, entre jadeos, le dice: “Hay que ver el susto que nos ha dao el hijoputa del burro”.