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Déjame contarte lo que va a pasar, así podrás irte preparando. Pronto llamarán a esa puerta y te dirán que salgas. Habrá un hombre que te superará jerárquicamente. Primero te felicitará por lo bien que lo has hecho, te dirá que estás haciendo del mundo un sitio más seguro, que van a concederte una distinción y a ascenderte. Y después te dirá que tienes que soltarme. Tú montarás en cólera, seguramente le amenazarás con dimitir, pero al final me soltarán.
La razón por la que me soltarán es la misma por la que tú crees que me van a condenar. Yo me codeo con algunos de los hombres más viles y sádicos que se hacen llamar “líderes” en la actualidad. Pero algunos de esos hombres son los enemigos de tus enemigos, y como el mayor traficante de armas del mundo es tu jefe –el presidente de Estados Unidos, que envía más mercancía en un día que yo en un año- a veces es un poco violento que estén sus huellas en las armas. A menudo necesita un freelance como yo para abastecer a fuerzas a las que a él no le pueden ver abasteciendo. Así que, ya puedes decirme que soy un mal, pero por desgracia para ti, soy un mal necesario.
El Señor de la Guerra (2005)