Cómo se le cambia la batería a un marcapasos

A un marcapasos se le acaba la pila tras unos 5-8 años de funcionamiento, y cambiarla no es tan fácil como abrir una tapa, quitar la antigua y poner una alcalina nueva de marca Carrefour que compraste el sábado pasado. Es ligeramente más complicado, pero tampoco tanto.

Sí, llevan una pila -una batería de litio para ser más exacto-. Antiguamente eran nucleares, funcionaban con plutonio-238, que es un poco más "fuerte" (tiene una vida media de 87,7 años), pero ya sabéis, surgió el ecologismo y el rollo este de "Nucleares no", y tuvieron que quitarlos.

Los marcapasos se implantan bajo la piel, a una altura que viene a quedar bajo la clavícula. Eso no es lo crítico, lo crítico es el electrodo o electrodos, que conectan el dispositivo con las paredes del corazón.

Que la implantación del marcapasos (la pieza montada y cerrada, sin los electrodos) "no sea crítica" quiere decir que colocar o sustituir el dispositivo supone una intervención menor, con anestesia local, y tras la cual -normalmente- te puedes ir a casa.

Pero NO quiere decir que te puedan poner en el pecho una tapa con una junta de goma (para que no entre el agua y el polvo), y así acceder a la cavidad de la batería para cambiarla. Tampoco que se pueda sacar el dispositivo, quitarle la batería, ponerle otra y volverlo a colocar como el que le cambia las pilas al reloj magnético pegado en la puerta del frigorífico que costó veinte duros en la tienda "todo a cien" de los chinos cuando existía el dinero de verdad (las pesetas, me refiero).

Un aparato electrónico que va a quedar bajo la piel y va a controlar el ritmo del corazón tiene -entre otras muchas cosas- que estar cuidadosamente esterilizado, ser completamente estanco y funcionar bastante mejor que un reloj suizo. Es decir, no se puede jugar con él a "ahora lo desmonto, ahora lo monto (a ver si no me sobran piezas), ahora lo tuneo un poco poniéndole pegatinas chulas... y a ver si sigue rulando".

Por esa razón, a un marcapasos no se le cambia la batería. Simplemente se retira el antiguo y se coloca uno nuevo, conectándolo al electrodo o electrodos, elementos que normalmente no hay que sustituir -ni ajustar si no se han desplazado-.

Se trata de no correr riesgos que pueden evitarse, como por ejemplo un mal funcionamiento de la unidad, o una pequeña infección que siempre es una amenaza en cirugía y que puede llegar a complicarse demasiado. Eso es además especialmente crítico en una persona que tiene una cardiopatía (en el lenguaje de las personas humanas, un problema de corazón), condición que la convierte en lo que se llama "un paciente de riesgo".

En definitiva: "Los experimentos, mejor en casa y con gaseosa (o con Coca-Cola y Mentos)".


Y ¿por qué cuento esto? Pues porque mi padre lleva uno de estos gadgets en el pecho, y en la última "ITV" anual se le detectó que la batería estaba agotándose, así que cinco días más tarde se lo han cambiado en una intervención que duró 20 minutos. Hora y media más tarde estábamos de camino a casa, lo cual es estupendo porque por muy acostumbrado que esté uno ya, un hospital no deja de ser un sitio relativamente deprimente para pacientes y familiares (aunque eso puede variar en función de si hay o no alguna red wifi por la zona cuya clave WEP se pueda reventar, y de lo buenas que estén las enfermeras de guardia, naturalmente).

Una "ITV" de marcapasos es una revisión para comprobar el estado del dispositivo y de su batería. Eso se hace estableciendo una conexión inalámbrica (sí, wireless total), poniendo encima del marcapasos -sobre el pecho- un "sensor/antena" que forma parte de un ordenador especial para esa tarea, un pequeño aparato llamado "programador".

Una vez realizada la conexión a esa pequeñísima distancia se puede monitorizar su funcionamiento, verificar el estado de la batería, ajustar diversos parámetros de trabajo y también recuperar la información que ha almacenado.

Los marcapasos actuales almacenan una cantidad limitada de datos sobre el funcionamiento del corazón y sus posibles alteraciones. Esa información es muy útil para conocer qué ha ocurrido y así proceder a cualquier modificación de su comportamiento si fuese necesaria. Es un pequeño "vigilante/alcahueta" digital que toma nota de las historias y luego las cuenta.

Tras esa "ITV" el paciente queda "autorizado para circular" hasta la próxima revisión anual si no se presenta antes algún otro problema.

Cada vez nos parecemos más a los coches. Esto es como la centralita electrónica de un motor moderno, que se puede conectar en el taller a un ordenador para hacer un diagnóstico y ajustar lo que sea necesario, pero con estilo: Vía wireless

Los marcapasos pueden trabajar de formas diferentes. En el caso del que lleva mi padre -muy generalizado- el dispositivo está programado para estimular el corazón a un ritmo de 75 pulsaciones/minuto en caso de que su pulso natural descienda por debajo de un mínimo peligroso (cincuenta y algo, no recuerdo). Mientras eso no ocurra simplemente se mantiene vigilante.

Supongo que la pregunta que estás deseando hacer es "OMG! ¿Y qué pasa si se le agota totalmente la batería?". La respuesta es que -en su caso- normalmente no va a ocurrir nada, porque como decía antes, el marcapasos solo tiene que "marcar" el ritmo al corazón en situaciones determinadas.

Esas situaciones no son cotidianas. Por ejemplo, su cardiopatía le provoca eventualmente una arritmia intensa, y los medicamentos para controlar esa arritmia temporal tienen como efecto secundario un persistente descenso del pulso a ritmos peligrosamente bajos. En cualquier caso, el dispositivo debe estar siempre listo para funcionar correctamente porque el momento en que puede entrar en arritmia no es previsible.

Un marcapasos es probablemente el gadget más "cool" que nadie quiere necesitar. Lo bueno de todo este asunto es que en el hipotético caso en que necesitases que algo le diga a tu corazón cuando debe latir, no tienes que esperar que a un inexistente Dios le venga en gana encargarse de la tarea, sino que la ciencia -gracias a un puñado de personas que sabe que la fe no soluciona problemas- puede darte una solución.

En fin. Ahora está la mar de contento con sus pilas nuevas, aunque en realidad no es por las pilas sino porque ya ha pasado el trago y todo marcha bien. Y es que, reconozcámoslo: Por leve que sea una intervención quirúrgica, cuando al que van a rajar y toquetear por dentro es a uno mismo (y encima ya ha pasado por dos operaciones graves de corazón)... pues no es por no ir al quirófano; si hay que ir se va, pero ir por gusto como el que va a la playa con su bañador y su balón de Nivea... es tontería.